top of page

Mami no quiere que llegue septiembre

Ya está hecho. Claudia ya está matriculada en la escuela infantil, y ahí estaba su madre ayer, rellenando el cuestionario inicial y con las lágrimas pegadas a los ojos.

Siendo sincera, no quiero que llegue septiembre. No quiero que empiece y tener que separarme de ella. Mentiría si no dijera que empezará en una muy buena escuela, sin embargo, no es la que yo había soñado para ella. No es la educación libre que defiendo. La enseñanza guiada, pero no dirigida, el aprendizaje autónomo a través de la experiencia y del juego. Aún así, tengo que reconocer que he sido muy afortunada de haber podido compartir con ella sus primeros 15 meses, aunque sigan pareciéndome muy pocos. Para cualquiera, el momento en que se tiene que enfrentar a la escolarización de sus hijos es complicado. ¿Le tratarán bien?¿Le atenderán cuando llore?¿Se relacionará bien con el resto?¿Le costará adaptarse? ¿Habré elegido un buen lugar? Son miles las preguntas que se nos pasan por la cabeza, pero cuando además, tu hijo/a tiene una alergia alimentaria, los miedos e incertidumbres se elevan a la máxima potencia. Es ese el momento justo en que me encuentro. A la angustia por separación, que posiblemente sufriré yo más que ella, se une el terror a una posible reacción alérgica en el momento del comedor. Ya he mandado a hacer unas pegatinas identificativas para sus cubiertos, sus platos, su vaso y sus baberos. Si también eres mamá o papá de un peque con alergia (especialmente si no sabe hablar y mucho menos identificar lo que puede y lo que no comerse), ahora estarás pensando: "¡Hay que ver cómo te entiendo!", sin embargo, si no lo eres, pensarás algo así como: "Bueno, mujer, tampoco hay que exagerar, en el comedor tendrán cuidado y no va a pasar nada". No es fácil para nosotros salir de la zona de confort. Comer fuera, expuestos a la contaminación cruzada por alimentos alérgenos, no es seguro un 90% de las veces. En mi casa no existe el huevo. Ni la niña ni yo podemos comerlo (ambas debemos llevar la misma dieta), así que la forma más sencilla de evitar posibles riesgos es quitarlo de en medio. Pero en la calle no puedo hacer eso, y mucho menos en la escuela. De modo que en esas me encuentro. Triste, porque nunca hemos pasado tiempo separadas, y asustada, preparando mentalmente todo lo que tengo que explicar en la escuelita, mientras trato de autoconvencerme de que estará bien, porque no es la primera, ni la última bebé alérgica. Y ahora, para estar bien formada e informada, aprovechando que tengo la suerte de contar con una buena "tribu virtual" que está siempre dispuesta a ayudar, me voy a empapar de todas las guías y protocolos de actuación relacionados con la escolarización segura de niños con alergias, que de aquí a septiembre, mal que me pese, ¡no queda casi tiempo!

Conóceme
Posts Destacados
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Posts Recientes
Búsqueda por Tags
No hay tags aún.
   

   

bottom of page