top of page

¿Y todavía toma teta?

- Casi 14 meses, ¿y todavía toma teta?

- Más de 50 años, ¿y todavía no ha aprendido a no meterse donde nadie la llama?

Esta hubiera sido la respuesta que me hubiera gustado dar a esa pregunta. Sin embargo, me limité a decir un educado: "Sí, y lo que le queda". Cuando das esta contestación, con casi total seguridad, recibirás, por parte de quien pregunta, un gesto de falsa aprobación, consistente en ladear la cabeza de manera que la oreja y el hombro casi se tocan, un lento pestañeo digno de cualquier anuncio de maquillaje, y una sonrisita forzada que finge decir "¡Qué bien!", mientras piensa "¡Qué mal!".

Por alguna extraña razón, nos creemos con derecho a opinar sobre la vida de los demás.

- Mira tú, ¡esa!, es que no le quiso dar pecho nunca. Ella que no, que le daba biberón porque (aquí puedes inventarte el motivo que quieras, seguro que aciertas).

- ¡Ay! ¡Tú no sabes quién está ahí! Se pasa la vida con la teta al aire. Y ese niño siempre enganchado, claro. De chupete, la usa de chupete, ¡que te lo digo yo!

- ¿Que duerme con ustedes en la cama? ¡Dios Santo! A esa niña ya no la sacas de ahí nunca más…

- Mujer, ¡qué abusadora! Pudiéndole acostar en tu cama, le dejas solo en su cuna…

Que levante la mano la mamá (quizás, incluso el papá) que no ha escuchado esto alguna vez. Yo jamás imaginé que me sentiría tan cuestionada ni juzgada como madre. Nadie me lo dijo, y creo que tampoco lo pregunté. Con semejantes presiones externas, es normal que muchas mamás se sientan tristes y fracasadas al mínimo tropiezo, que muchas parejas flaqueen o se rompan durante los primeros años de vida de sus hijos. No es poco tenerse que adaptar a ser tres (o más), en una zona de confort de dos: nuevos ritmos, nuevas rutinas, nuevos miedos, ser, en definitiva, una nueva familia, como para, encima, tener que lidiar con el resto del mundo.

Tal y como leí un día que pasaría, me aburrí de justificar todo lo que hacemos y me harté de dar explicaciones basadas en evidencias científicas. Pasé a asentir cada consejo que me daban para luego hacer lo que me daba la gana. Y ahora, llegados a este punto, mi decisión es más firme que nunca. Si me preguntas una impertinencia, con la misma impertinencia te voy a contestar. A Claudia la criamos su padre y yo. Unas veces lo haremos genial y otras meteremos la pata hasta el fondo, pero serán nuestros aciertos, y nuestros errores. Así que, señora que encabeza mi texto, si no quiere que la deje bien planchada la próxima vez que nos veamos, mejor limítese a decirme hola y a hablar de lo maravilloso que está últimamente el tiempo. Por cierto, me hubiera encantado saber si, de la misma manera que le escandaliza que un bebé de un año siga mamando, se asombra usted cuando ve tomando biberón a un niño de dos y medio.

Conóceme
Posts Destacados
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Posts Recientes
Búsqueda por Tags
No hay tags aún.
   

   

bottom of page